Titto Maccio Plauto
Nacido en el 254 a.C. en Sársina, T. M. Plauto formó parte del reducido grupo selecto de escritores cómicos no solo de su generación, sino de generaciones posteriores, esto es por su estilo ingenioso para hacer brotar una carcajada hasta el más recatado espectador, saliéndose de los viejos moldes de la convencional comedia helénica.
Horacio decía respecto a la obra de este autor: “le importaba poco si la comedia caminaba recta o no”, esto con una simple finalidad, la de obtener efectos brillantes con cada escena.
Una de las características más representativas de su obra es el uso de la fabula palliata, es decir, la que sacaba a escena personajes con nombres y hábitos griegos; estás costumbres griegas conferían al autor mayor libertad al momento de realizar sus comedias, pues se aseguraba de no ofender a la nación romana, lo que provocaba que los espectadores pudieran bufarse de las costumbres de otros sin preocupación alguna. El hecho de sacar a escena ambientes, costumbres y personajes griegos es lo que confiere en buena parte a sus comedias su aspecto extravagante, así como su desenvoltura de artista que carecía de preocupaciones críticas.
La extrema complicación de las situaciones, que constituye la trama de cada una de las comedias, complicaciones un tanto caóticas, inconexas y confusas, que es una de las características del teatro plautino y que le permitió el uso de la mayor libertad de las fuentes, empleando la “la contaminación”, esto es, mezclando, adaptando, insertando, cortando, recreando y superponiendo materiales de un modelo en otro y, añadiendo cosas propias a fin de producir efectos nuevos, entre esos efectos ocupaba un lugar primordial el de intensificar las complicaciones. Con esta amalgama Plauto crea algo nuevo, extravagante, novelesco que, a pesar de los nombres y fechas históricas, , del tiempo y del lugar, no pertenece propiamente a ningún lugar ni a ninguna época determinados, pertenece sólo a su propio estilo. Esto genera que la comedia de Plauto sea todo lo contrario a la Comedia Nueva Helénica (imitación de la vida cotidiana).

En sus comedias abundan los artificios oratorios novedosos como los juegos de palabras, detalles de costumbres, de instituciones, de topografía, modos de pensar que muestra en la escena y que pese a los nombres griegos de los personajes, está pensada en un ambiente romano, sobre los que se asientan largos cambios de replicas y que demuestran hasta la saciedad que Plauto reconstruía sus piezas sobre un molde flojo, en el que la principal aportación del repertorio helénico consistía en “situaciones”.
En la representación del ambiente funde y confunde, como mejor le place, lo local con lo exótico, lo romano con lo griego, lo real con lo imaginario y hasta con lo absurdo, guardando afinidad y semejanza con formas teatrales de origen más bien vulgar que culto.
La comedia de Plauto, con coros o sin coros, es extremadamente rica en melodías que forman parte de la acción y de la composición dramática que era contada y musicalizada, sonando como acompañamiento de la risa al desarrollo material de los hechos y de los caracteres; con vivacidad incontenible de movidas escenas y de tipos brillantes, agitándose en situaciones burlescas que, en virtud del canto y de la música, se elevan por encima del nivel ordinario, en la esfera de la conmoción lírica y la exaltación fantástica.
Dentro de sus temas encontramos amores de jóvenes a los que se oponen sus progenitores, esclavos astutos, reconocimientos que permiten alegres confusiones, entre otros; con personajes que precisamente por lo elemental caricatura de sus rasgos, producen el efecto deseado, personajes como el esclavo pícaro y astuto, el padre avaro, la cortesana seductora, etc.
Y más que los inagotables recursos y las sorpresas de su bufa comicidad, conmueven los recursos y las sorpresas de su sentimentalismo, en el que, entre la risa y el llanto, entre lo serio y lo jocoso, entre la grosería y la gracia, se da cita toda una gama de efectos.
La producción de Plauto nos da luz sobre las condiciones de madurez y de poder expresivo a que había llegado ya la comedia latina.
Dentro de sus obras se encuentran: Amphitruo (Anfitrión), Aulularia (La comedia de la olla), Bachides (Las Baquides), Captivi (Los cautivos), Cristellaria (La cesta), entre otras, juntando en total un repertorio de 19 obras que se le atribuyen con total seguridad.
Plauto lanzó una abundante producción cómica, que lo llevo a convertirse en el ídolo de la multitud romana, continuando hasta su muerte en el año 184 a.C., que fue el año de su última representación.Por Moisés Villa Ramírez