jueves, 2 de junio de 2011

Inducción

Duermen los amos de la tragedia; dejemoslos durmiendo entonces y encarguémonos de asuntos más mundanos, como la comedia y la crónica deportiva poética... que al mal tiempo, buena cara. 

En este blog encontrarás:

  • Algunos datos interesantes sobre música, tradición y algunas curiosidades griegas.  
  • La comedia ática griega de Aristófanes; una mirada desde el punto de vista de Uriel López D (graju).
  • La comedia latina de Plauto; a cargo de Moisés Villa.
  • La poesía de los Juegos Panhelénicos (las grandes ligas), cortesía de Píndaro; llevado a ustedes por Andrea Orozco. 


Presto.

Lisístrata

Es la obra más famosa de Aristófanes. Tiene todo lo que uno espera de una comedia. Una obra inteligente; con tema socio-político, poderosa ironía, atisbos culturales, y lo mejor... marca afrodita: vulgaridad, sensualidad y erotismo. ¿Quieres saber de qué trata? Léela.

El pintor australiano Norman Lindsay realizó varias ilustraciones al respecto:





La página oficial de Norman Lindsay es: http://www.normanlindsay.com.au/index.php

El director catalán Francesc Bellmunt logró llevar Lisístrata al cine en el 2002, echale un vistazo al trailer.




Si te interesa puedes verla online o descargarla, te dejo el link:
http://www.peliculasyonkis.com/pelicula/lisistrata-2002-megavideo/

Para leer Lisístrata prueba con:
http://www.libroos.es/libros-de-teatro/greco-romano/17502-aristofanes-lisistrata-doc.html
http://librosgratis.liblit.com/A/Arist%F3fanes%20(444-385)/Aristofanes%20-%20Lisistrata.pdf
http://www.4shared.com/document/Jt_4jCGa/Aristfanes_-_Lisstrata.html

   En ingles e ilustrado: http://www.gutenberg.org/ebooks/7700


Por: Uriel López D.

Aristófanes y la comedia


Para conocer la comedia hay que internarse en la medula del origen, que es precisamente en el ámbito griego donde surge como parte de los festejos dionisiacos un arte representativo que sublimiza lo cotidiano y sobaja lo divino a nuestro nivel; un respiro a todas luces. Poco podemos recrear aquellos ritos, mas en lo que si podemos fiarnos es en el legado escrito. Y para darse, por lo menos una sonrisa placentera, por no exagerar con la carcajada tronadora, hay que empezar por uno de los mejores ejemplares de comediantes. Aristófanes.
Nacido en Atenas en el 444 a.C. fue contemporáneo de filósofos como Sócrates y dramaturgos como Eurípides, a quienes ridiculiza en sus comedias por representar una figura de pensamiento totalmente distinta a lo que en aquellos tiempos se acostumbraba, ya que Aristófanes era un asiduo conservador de las tradiciones, tradiciones que guardaban una estrecha relación con el misticismo, misticismo con el que pretendía combatir la nueva escuela.
No por eso se debe pensar que Aristófanes era un tipo serio y solemne en cuestiones religiosas; ya que caracterizaba a los dioses con cierta ironía, dado el arquetipo al que estaban sujetos, mas nunca ponía a tela de juicio la veracidad de su existencia.
Pero lo más notable en sus temas, es toda aquella mofa que hace al gobierno militarista de aquella época, y como principal exponente de éste mal gobierno está Cleón. Cleón, según Aristófanes se ganó su puesto al adjudicarse el triunfo en la batalla de Pilos, durante la guerra del Peloponeso, que prolongo para hacer prosperar sus riquezas. La economía de la guerra. Por esto mismo es acertadísimo llamarlo pacifista, y podría asegurar que de las 11 obras que se conservan, todas tratan, o por lo menos tocan éste aspecto.
Al igual que sus coterráneos, Aristófanes era misógino, pero ya podemos ver en La asamblea de mujeres y en Lisistrata  una distinción entre aquellas mujeres pasivas y recluidas en la cocina a otras muy distintas que toman banderas y dirigen a las demás para asumir cierto poder, bajo una inteligencia “superior” de la que Aristofanes termina bufándose.
Es un deleite leer a Aristófanes, tiene una manera de crear diálogos bastante hilarantes. Mantiene ingeniosamente un juego de vulgaridad poética y situaciones chuscas que bien puedes leer con desenfado o bien y para bien, crearte un criterio de ciertas costumbres de la época, atascos políticos y sociales. Además recurre con frecuencia a los dobles sentidos (lo que en nuestro país entendemos por albur), y a las ironías fonológicas, lo cual es, sino imposible, por lo menos si muy difícil trasladar al español.
Tanto en Lisistrata, Las Aves y Asamblea de mujeres se sustentan de la parodia a organizaciones o mundos utópicos, y al mismo tiempo critican mordazmente la situación que atravesaban en su presente; que se hace casi evidente en el coro y en el corifeo que es la propia voz del autor. De éste asunto podemos mencionar la parábasis, única en la comedia, caracterizada por dirigir la palabra al público espectador, y que desencaja la trama al abordar temas absurdos como el prestigio del dramaturgo o  simples chistes populares. Pero el coro no sólo es un paréntesis, sino también, la voz de cierto grupo social.
Representación de Las aves
Y bueno, como en todo creador, sus obras hablan más que y de su persona. Atendiendo a éste precepto a Aristófanes lo tenemos por: apolítico, porque no creía realmente en un representante digno del pueblo, de hecho en Los Caballeros el que derroca al tirano es un mal representante, más vil y rastrero que el anterior, un choricero… pero de cuna humilde; esto es de notar, ya que Aristófanes siempre pone en muy alto al labrador, al campesino que es quien realmente sufre las consecuencias de la guerra. 
Su obscenidad es evidente y en Las nubes ya podemos constatar el primer registro del uso del dedo corazón como símbolo fálico para humillar.
Los Acarnienses es la primera comedia, la más antigua de que se tiene registro, se representó en el 425 a.C.
En Asamblea de mujeres o Las Asambleistas, recurre a su inventiva para crear la palabra más larga del mundo (lopadotemakhoselakhogaleokranioleipsanodrimypotrimmatosilphio-karabomelitokatakekhymenokikhlepikossyphophattoperisteralektryonoptekephalliokinklopeleiolagōiosiraiobaphētr-aganopterygon o lopadono), que es un platillo que reúne un montón de ingredientes, elaborado por las gobernantes para satisfacer el paladar de todos, esto es una mofa a lo extravagante que le resultaba la equidad de género.
Aristófanes muere en el 385 a.C. como el gran bendito de la musa Talía. Su epitafio, escrito por platón dice así: “Las gracias buscaban un santuario indestructible y encontraron el alma de Aristófanes”.






Por: Uriel López Delgadillo

Poema anacreóntico



En los poemas de Anacreonte así como en algunos otros autores son recurrentes temas como el  vino y las alusiones a Baco, además de un gran erotismo y la discriminación hacia la mujer, que se veía como un “ser sin entendimiento”.
A continuación un poema de tema anacreóntico.

Donde de vino se sepa harto,
De placeres ebrio, tambaleante,
Flojo, decadente

Y los cuerpos tantos y amorfos
Se amontonen
En el desprecio de un deseo desgastado,

Donde la lujuria se seque
Como la marchita entrepierna
De las ya viejas amantes
Que ha bebido a tragos dulces
Y que ahora se extinguen como él,

Donde se sepa harto de vino, de sabor a hembra,
Quedará esperar la muerte
Y la deseará rápida,
Pero en el más exquisito de sus disfrutes,
Caerá canosa, austera,
En surcos que transmuten el rostro de piel
En la más áspera corteza. 


miércoles, 1 de junio de 2011

El poeta de la victoria

De Píndaro se dice que es comparable con Homero, cada cual en su género respectivo. El de Píndaro eran los epinicios, (un subgénero de los himnos y las odas) que se cantaban en honor a los atletas ganadores de alguna competencia en los Juegos Panhelénicos, aunque también escribió himnos, trenos, peanes y odas.
Al hablar de Píndaro es imposible no hacerlo de estas importantes contiendas celebradas en la antigua Grecia que tenían varios objetivos. Los griegos pensaban en la perfección del cuerpo humano como en un reflejo del espíritu de los hombres, por lo cual lo uno debía ir aunado a lo otro. Lo bello, la belleza, la fortaleza de todo un pueblo, la gloria. Eso es la victoria en la obra de Píndaro, es el complemento perfecto de lo que él describe como dones innatos del hombre griego, pues al proclamarse como ganador, recibe además las gracias que los dioses le envían.
De este modo, los Juegos Panhelénicos constaban de varias competencias tanto físicas como artísticas, organizadas de la siguiente manera: los Juegos Olímpicos, predecesores de los actuales y que como ahora, pertenecían al campo deportivo y se celebraban en Olimpia; los Píticos, que eran poéticos, para honrar a Apolo y las musas; los Juegos Nemeos, de competencia de jinetes y los Ístmicos, dedicados a Poseidón y las Oceánidas.
Cada Olimpiada (medida de tiempo de la antigua Grecia de cuatro años), se intercalaban los juegos en los distintos años para asegurar que un atleta pudiese participar en varias de las competencias y así mostrarse como un campeón completo. Por supuesto, además de talento natural, el atleta debía contar con las riquezas necesarias para costear el entrenamiento, traslado y cualquier otro gasto que pudiese surgir. Fuera de esos sencillos requisitos, podían participar hombres de todos los territorios de Grecia. 



Cuando un joven deportista resultaba victorioso, se convertía en una especie de héroe para su pueblo de origen, y regresaba para ser honrado como tal.


Así pues, el oficio de Píndaro consistía en escribir y componer por encargos, eso sí, epinicios que fuesen cantados con el fin de glorificar al ganador. Al parecer los honorarios eran copiosos, pues alcanzaban bien para que el poeta dedicara los versos más dulces, más inspirados, acaso aduladores y exagerados al enaltecido atleta.
En un fragmento del epinicio A Hagesídamo, vencedor en el pugilato (lucha con los puños, antecedente del boxeo) encontramos:

Al hijo seductor de Arquéstrato
he elogiado, pues le vi vencer con la fuerza de su puño
junto al altar de Olimpia
en aquella ocasión:
poseía esa mezcla de hermosura externa
y lozanía que antaño a Ganímedes

En donde resulta el cumplido más grande la comparación que el poeta hace del atleta Hagesídamo con Ganímides, el muchacho del que, según la mitología, Zeus se enamoró, raptó e hizo de él su copero, con vida y juventud eternas.
Así pues, con veinte años de edad, el joven Píndaro ya había escrito su X Pítica, con la que ganó se convirtió en un renombrado poeta que recorría las principales cortes de Grecia.
Admirador de Tebas pero nacido en Beocia, Píndaro incluyó entre su obra composiciones dedicadas a la primera. Además utiliza fuertes mensajes morales y religiosos, en donde los dioses embellecen su estilo, son casi ornamentos.
Las imágenes en su poesía muchas veces consideradas demasiado complejas, en realidad lo son con subjetividad; los estudiosos de su sintaxis se encuentran con que es demasiado libre, y los filólogos tienen dificultades para la comprensión precisa de su poesía. Sin embargo e irónicamente, la nobleza de Píndaro reside en que resulta grata al oído, alegra el espíritu aun de los menos entendidos en literatura y termina por importar poco qué tanto de la mitología que menciona se comprende porque más bien es para los sentidos, para regocijarse.
Por: Andrea Orozco

¿Quien eres tú?


Los mellizos es otra comedia de Plauto donde crea uno de los enredos que más se utilizan actualmente, el de la confusión que sufren personas gemelas. Esta comedia plautina nos cuenta la historia de unos gemelos que son separados cuando niños, cuando crecen uno de los gemelos sale en busca de su hermano, pero al llegar a la isla donde vive, los habitantes lo confunden con su hermano y se dirigen a él con confianza. Esta confusión crea enredos sumamente cómicos y un reconocimiento sorprendente al final de la obra.
 Por Moisés Villa Ramírez

La caricia de la comedia

La Aulularia o comedia de la olla es una comedia de Plauto que está ambientada en Atenas, aspecto común en las comedias de Plauto. En esta comedia sale uno de los personajes más caracteristicos de Plauto, el viejo Euclión, personaje avaro e inseguro que se encuentra una olla llena de oro y vive con el constante temor de que la olla le sea robada. Pero para infortunio del viejo la olla es robada por un descuido que comete, el descuido es aprovechado por el esclavo de Licónide, quien roba la olla. Euclión sufre cuando se entera de la desgracia, pero Plauto nos sorprende con un final lleno de enredos que dificilmente dejará incorforme al lector.


Por Moisés Villa Ramírez